Previsiones Macroeconómicas
Por qué la recuperación acaba acaba de empezar
14-01-2021
David Lebovitz
Las previsiones económicas y de inversión suelen tener fechas de caducidad cortas. En 2020, sin embargo, los pronósticos para el año quedaron ya inservibles antes de finales de febrero. En el comienzo del ejercicio, fueron muy pocos los participantes del mercado que se tomaron con la seriedad que quizás merecía, la posibilidad de una pandemia global, y nadie supo prever tampoco la sólida y coordinada respuesta monetaria con la que los bancos centrales salieron al paso de la crisis. Las políticas fiscales y monetarias parecen haber construido una especie de puente hacia la otra orilla de esta pandemia, y ahora que están distribuyéndose vacunas eficaces, parece que se avecinan tiempos mejores.
Dicho esto, si bien EE. UU. cerró 2020 en tono positivo este no ha sido el caso de la economía global. En Europa, la actividad se contrajo durante el último trimestre del año debido a que las infecciones por COVID-19 se propagaron rápidamente durante la segunda ola de la pandemia y obligaron a decretar nuevos confinamientos. En mercados emergentes, China ha repuntado sólidamente, pero el resto de economías afrontan un panorama más dispar. Con todo, seguimos creyendo que 2021 será un año de recuperación. Dicho de otro modo, diríamos que el actual ciclo económico solo acaba de empezar.
Crecimiento
A principios de 2021, la economía global hará probablemente una pausa para recuperar aliento, y la duración de la misma vendrá determinada por la evolución de la crisis sanitaria y la consiguiente respuesta monetaria. Nuestra previsión es que las políticas monetarias continuarán contribuyendo a la recuperación de la economía, a lo largo de toda la pandemia: en Europa, la austeridad parece haberse descartado por completo, y en EE. UU. se introdujeron medidas de estímulo fiscal adicionales en diciembre, dos formas de apoyo monetario que contribuirán a impulsar la actividad económica. Otro factor fundamental es que evitarán daños económicos más permanentes.
Además, conforme las poblaciones de todo el mundo vayan recibiendo gradualmente vacunas durante el primer semestre del año, la actividad económica debería comenzar a acelerarse. Aunque el comercio y la industria repuntaron en 2020, el sector servicios sigue estando bajo presión como consecuencia de las medidas de distanciamiento social (GRÁFICO 1). Conforme la amenaza del virus vaya desvaneciéndose, prevemos una aceleración importante en el ritmo de actividad del sector servicios derivada de la demanda acumulada en la restauración, el entretenimiento, los viajes y otros segmentos afectados por la pandemia. Dicha expectativa sugiere un repunte de la actividad económica en la segunda mitad de 2021 y el comienzo de 2022, que, según nuestras previsiones, irá acompañada de un fuerte incremento de los beneficios corporativos, en especial entre los sectores más perjudicados.
Inflación y política monetaria
Sobre este telón de fondo, la inflación debería permanecer en niveles bastante moderados; a corto plazo, la combinación de tasas de desempleo elevadas y exceso de capacidad debería limitar las subidas de inflación.
A largo plazo, los altos niveles de deuda gubernamental y corporativa – a los que se suman tendencias estructurales como la desigualdad de rentas, la adopción tecnológica continuada y el envejecimiento de la población– limitarán probablemente el avance de los precios. Sin embargo, la inflación podría sorprender al alza conforme el crecimiento económico repunte hacia el cierre del ejercicio. De hecho, si la demanda volviese a dispararse en un contexto en el que continúe abundando la liquidez, podríamos encontrarnos con un entorno en el que haya demasiado dinero para muy poco bienes.
No obstante, a corto plazo los bajos índices de inflación deberían permitir a los bancos centrales mantener posturas expansivas. El hecho de que la Reserva Federal (la Fed) haya modificado su objetivo de inflación media sugiere que el organismo podría tolerar durante algún tiempo que esta se mantenga por encima del 2%. Aunque la Fed podría señalar una reducción de su programa de compra de activos hacia el final del año, parece que los tipos de interés seguirán cercanos a 0% en el futuro inmediato. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) ha prolongado el horizonte de sus compras netas de activos hasta marzo de 2022 y de la reinversión de los títulos que vayan venciendo hasta finales de 2023. La conclusión es que, hasta que la inflación repunte, las políticas monetarias expansivas continuarán.
Implicaciones para la inversión
En general, 2021 debería ser un año positivo para la economía global. Como siempre, los inversores deben entender los riesgos, especialmente cuando todo el mundo parece estar contando la misma historia. Cualquier déficit de apoyo fiscal o cambio abrupto en el tono de la política monetaria podría socavar la recuperación y generar un desplome en los mercados. Por otro lado, las dificultades relativas a la distribución de la vacuna o su inoculación retrasarían, casi sin lugar a dudas, una recuperación económica completa. Además, sigue existiendo el riesgo de que el virus mute de forma que las vacunas actuales se vuelvan ineficaces.
Aunque estos riesgos no son nuestra hipótesis de base, es necesario considerarlos. Al mismo tiempo, la respuesta monetaria del pasado año generó rentabilidades cuantiosas –especialmente en los mercados cotizados – que harán que invertir resulte cada vez más difícil durante las fases precoces de este periodo de expansión. Creemos que los inversores pasarán de los mercados cotizados a los privados conforme busquen cada vez en mayor medida negocios que hayan experimentado disrupciones temporales como consecuencia de la pandemia, pero que hayan evitado también la destrucción a largo plazo de la demanda de los productos y servicios que ofrecen. Esto nos lleva a favorecer activos más cíclicos a corto plazo sin perder de vista la necesidad de obtener crecimiento, rentas y diversificación a largo plazo. Por todo ello, aunque la pandemia podría llegar a su fin pronto, el ciclo económico no ha hecho más que comenzar.
Aunque el comercio y la industria repuntaron sólidamente en 2020, el sector servicios sigue estando bajo presión
GRÁFICO 1: PMI MANUFACTUREROS Y DE SERVICIOS GLOBALES