En un mercado laboral extremadamente ajustado, los factores sociales serán cruciales a la hora de identificar empresas capaces de conseguir atraer y retener talento sin que ello suponga que unos costes salariales más altos reduzcan los márgenes.
La batalla por el talento nunca ha sido más intensa. Con los mercados laborales experimentando una recuperación impresionante a medida que se han relajado las restricciones por la pandemia, las empresas ahora tienen una tarea importante en sus manos para conseguir a los trabajadores que necesitan. Como resultado, el equilibrio de poder entre el empleador y el empleado está cambiando. En Estados Unidos, la cantidad de personas que optaron por renunciar a sus trabajos alcanzó un máximo en noviembre de 2020 el pasado año y se mantiene en niveles extremadamente elevados en la actualidad1. Claramente, hay muchas explicaciones de por qué un trabajador puede decidir irse, pero destaca que las industrias típicamente peor pagadas estén experimentando el ritmo más fuerte de "renuncias".
Como resultado, los salarios están aumentando y las empresas luchan tanto para retener a los empleados existentes como para robar talento a sus competidores. El crecimiento salarial está aumentando con fuerza tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos y, aunque los indicadores generales se han enfrentado a complicaciones por el cambio en la composición del sector, las medidas que se ajustan a las distorsiones de la pandemia todavía pintan un panorama muy sólido. La perspectiva de salarios más altos no solo ha llamado la atención de los empleados que buscan más poder adquisitivo. El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, hizo pocos amigos en febrero de 2022 cuando pidió una "moderación bastante clara" en los procesos de fijación de los salarios anuales por los temores a que se esté afianzando una espiral ascendente de los salarios.
Unos salarios más altos son un arma de doble filo para las empresas y, por tanto, para los inversores. Si bien el aumento de los costes rara vez es positivo para los beneficios corporativos, si los salarios más altos impulsan las perspectivas de gasto del consumidor, a menudo esto puede volver a las empresas en forma de ventas más sólidas. Los márgenes se mantuvieron firmes durante el último año ante el aumento de los costes de producción y las empresas pudieron repercutir los costes más altos directamente a sus clientes. Sin embargo, dado que la perturbación actual del sector energético está aumentando las presiones sobre la cadena de suministro, que están aumentando los costes comerciales y reduciendo la confianza del consumidor, se intensificarán las presiones sobre los márgenes.
Atraer talento sin caer en bancarrota
En este contexto, sería prudente que los inversores prestaran especial atención a la puntuación de las empresas en los diferentes factores sociales. Durante mucho tiempo ha sido evidente que es poco probable que prospere a largo plazo una empresa que no trata a sus empleados adecuadamente o que presta poca atención a las comunidades en las que lleva a cabo su actividad. Sin embargo, en este entorno tan inusual, las credenciales sociales que fortalecen la capacidad de una empresa para crear fuentes de talento sólidas sin tener que arruinarse con los salarios justifican una prima particularmente alta.
Este tipo de análisis rara vez es sencillo. Podría decirse que unos datos de alta calidad resultan mucho más difíciles de encontrar en relación con los factores sociales que para los parámetros medioambientales o de gobierno, pues los datos a escala del índice a menudo son irregulares o carecen de los matices adecuados. En parte, estas limitaciones tienen que ver con la naturaleza de la información que facilitan numerosas empresas. La diversidad de género es un buen ejemplo. Una empresa puede comunicar una mejora significativa en su proporción de géneros, pero si las mujeres todavía están infrarrepresentadas en la alta dirección, es poco probable que las decisiones estratégicas se beneficien de una diversidad de pensamiento adecuada.
La buena noticia es que estos datos ahora están cada vez más disponibles, si sabe dónde buscar. La revolución del big data ha sido transformadora para invertir desde una perspectiva social; las fuentes de datos alternativas dan otra ventana hacia las empresas. Al mismo tiempo, las técnicas del data science están permitiendo a los inversores interpretar estos datos de manera eficiente, utilizando parámetros que pueden identificar acciones con potencial para beneficiarse de factores sociales, así como empresas que se enfrentan a riesgos significativos.
El análisis de los datos tomados de Glassdoor, sitio web donde los empleados escriben reseñas sobre empresas de forma anónima, proporciona un buen ejemplo del poder que pueden llegar a tener estas fuentes de datos alternativas. Por ejemplo, mis compañeros del grupo de renta variable internacional de J.P. Morgan Asset Management desarrollaron un modelo que aunó más de cinco millones de reseñas de más de 5.000 empresas que cotizan en bolsa. Durante un periodo de 10 años desde 2011, las pruebas retrospectivas han mostrado que los precios de las acciones de las empresas del quintil superior según las puntuaciones de Glassdoor superaban a los de las compañías del quintil inferior aproximadamente en un 6%, en términos anualizados, en marzo de 2022.
En resumen, la interacción actual entre los salarios, la inflación y los márgenes es un tema clave tanto para los inversores como para los responsables políticos. Al igual que la mayoría de los principales temas macro, los factores ESG están estrechamente entrelazados. Pocas empresas podrán evitar unos costes salariales más altos en plena “Great Resignation”, pero un salario más alto no es la única herramienta de que se dispone. Dado que los trabajadores salen de la recesión causada por la pandemia con un poder de negociación mayor, las empresas deberán prestar mucha más atención a los factores sociales en el futuro si quieren evitar presiones sobre los márgenes.
Hugh Gimber, estratega de mercados globales de J.P. Morgan Asset Management.