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El riesgo climático físico en la inversión en adaptación climática

En 2023, publicamos una serie de artículos de análisis sobre los argumentos a favor de invertir en adaptación climática. Desde entonces, el conocimiento de los inversores acerca del ámbito de la adaptación climática se ha vuelto más sofisticado, mientras que la capacidad de medir los riesgos físicos e integrar estos datos en la toma de decisiones de inversión ha seguido evolucionando. La estratega jefe de inversión sostenible global, Jennifer Wu, formó parte de un panel en el 7º Foro Anual de Inversión Sostenible para abordar nuestras iniciativas dirigidas a evaluar el riesgo climático físico e identificar áreas donde una mejor información podría optimizar las decisiones de inversión.

Qué pensamos sobre el riesgo climático físico

Como gestores de activos, nuestro deber fiduciario para con nuestros clientes es siempre una prioridad. Nuestra prioridad es comprender los riesgos que el cambio climático plantea para las inversiones de nuestros clientes, incluidos los riesgos físicos y de transición. Desde esta perspectiva, abordamos la adaptación y la resiliencia climática. Nuestro objetivo es evaluar cómo nuestro negocio y nuestras carteras podrían verse afectados por el riesgo climático físico y qué oportunidades puede haber para desarrollar resiliencia mediante la integración de la adaptación.

Gestionamos dinero para una amplia gama de clientes en todo el mundo. La materialidad de los riesgos relacionados con el clima depende de distintas variables, como el estilo de inversión, las directrices y los objetivos, la región y la clase de activo. Como resultado, debemos adoptar una visión personalizada de los riesgos físicos y las oportunidades de adaptación. Incluso dentro de un determinado sector y una región, la importancia de los riesgos relacionados con el clima puede variar significativamente. La información relevante también cambia según la clase de activo de que se trate; por ejemplo, los inversores en renta fija querrán comprender el impacto de los riesgos físicos en los diferenciales de crédito, mientras que a los inversores en renta variable les interesará el posible impacto en las cotizaciones bursátiles. Por su parte, a los inversores en activos alternativos en infraestructuras, bienes inmuebles y transporte les preocupa la resiliencia de los activos reales que gestionan por cuenta de sus clientes.

El horizonte temporal también es una consideración particular para nosotros como gestores de activos. Los riesgos físicos son cada vez más importantes en horizontes temporales más largos, razón por la cual, como gestores activos a largo plazo que generalmente buscamos mantener inversiones durante cinco años o más, consideramos que el cambio climático es un tema de inversión importante. Sin embargo, puede resultar complicado conciliar el largo horizonte temporal de los riesgos físicos con la toma de decisiones de inversión y la gestión de riesgos a corto plazo que los gestores de carteras también deben llevar a cabo. Para abordar este desafío, seguimos mejorando nuestros conocimientos sobre los riesgos físicos de todos los sectores y las clases de activos relevantes, para determinar cómo el riesgo físico podría afectar a las carteras de nuestros clientes y a nuestra asignación de activos, futura y estratégica.

El riesgo físico es relevante para la resiliencia a largo plazo

Está cada vez más claro que una supervisión más integral y cuantificable de los riesgos climáticos físicos puede ayudar a mejorar la resiliencia de las inversiones a largo plazo. Posteriormente, la inversión proactiva en soluciones de adaptación y empresas o activos resilientes al clima puede ayudar a minimizar la exposición de los inversores a este tipo de riesgos. Dado que hemos comenzado a apreciar la necesidad de comprender más en profundidad la resiliencia climática y los riesgos y las oportunidades relacionados con la adaptación, hemos dedicado mayores recursos analíticos a este tema. En nuestra serie sobre adaptación climática de 2023, nos centramos en los posibles riesgos e impactos físicos relacionados con las ciudades y la infraestructura urbana, la naturaleza y los ecosistemas, y el sector de la salud. Abordamos marcos para evaluar riesgos en estas diferentes áreas e identificamos oportunidades para invertir en negocios y activos más resilientes, además de destacar productos y soluciones de adaptación específicos. Desde entonces, hemos seguido controlando la evolución de diversos marcos y taxonomías industriales en torno a soluciones de adaptación, así como el aumento de la calidad y la disponibilidad de datos sobre riesgos físicos.

Como gestores de activos, también tenemos la opción de interactuar individualmente con las empresas en las que invertimos. La implicación es una de las herramientas que podemos utilizar para obtener conocimientos más exhaustivos de cómo las empresas abordan la resiliencia y la adaptación. Posteriormente, podemos tratar de incorporar estos conocimientos en nuestra toma de decisiones. Cada vez más, dialogamos con las empresas sobre cómo controlan su exposición a los riesgos climáticos físicos y qué planes han implementado para mitigar estos riesgos potenciales.

Dificultades que pueden plantear los datos

Un obstáculo para los gestores de activos es que los riesgos físicos aún no se valoran de manera uniforme y amplia en todos los mercados. El análisis del Fondo Monetario Internacional de 2020 concluyó que el impacto de los grandes desastres en los mercados de renta variable, las acciones bancarias y las acciones de seguros distintos de los de vida ha sido modesto en los últimos 50 años y que, a partir de 2019, las valoraciones agregadas de las acciones no reflejaban los cambios previstos en los riesgos físicos ante diferentes hipótesis sobre el cambio climático. Si bien sabemos que el cambio climático tiene el potencial de causar daños significativos a escala macroeconómica —un estudio reciente llega incluso a sugerir que el cambio climático podría costarle al mundo el 12% del PIB por cada 1°C de aumento de la temperatura global—, resulta difícil traducir estas estimaciones de alto nivel en un contexto de mercado y en efectos potenciales para las valoraciones de empresas y carteras de clientes en concreto.

En este contexto, medir el alcance y el impacto total de los riesgos físicos para las posiciones individuales puede plantear dificultades. Un ejemplo es el obstáculo que supone combinar diferentes tipos de datos, es decir, agregar datos de modelos de riesgo físico de alto nivel con datos sobre ubicación de activos y valoración financiera. Aunque tenemos datos relativamente buenos sobre la exposición global actual y futura a riesgos climáticos físicos, todavía es difícil traducirlos al nivel de los activos individuales y el impacto en su valor de mercado. Por tanto, la evolución de los datos, la información y las mediciones será importante para ayudarnos a comprender mejor cómo se superpone el riesgo en los activos específicos a los que las empresas en las que invertimos están expuestas directa e indirectamente.

Dado que sabemos que el riesgo físico planteará riesgos cada vez mayores para las carteras de los clientes en horizontes temporales más largos, estamos trabajando para llenar ciertas carencias de información en la evaluación de los riesgos de las carteras. A medida que la industria se desarrolla, identificamos nuevas soluciones, por ejemplo, la que ofrecen los proveedores de datos especializados que trabajan para dar acceso a datos más granulares capaces de ayudar a fundamentar las decisiones de inversión.

Una mirada hacia el futuro

Creemos que los inversores se beneficiarán de una mejor cuantificación tanto de los posibles efectos financieros de los riesgos climáticos físicos como del beneficio financiero de tomar medidas de adaptación climática. Las estimaciones de estos efectos financieros siguen siendo algo subjetivas: dado que los datos de riesgo físico aún precisan de la interpretación humana para tratar de comprender el impacto en activos o carteras individuales, puede haber discrepancias entre diferentes evaluaciones de riesgo, dificultando la comparación de oportunidades de inversión. Aumentar la precisión y la convergencia de las mediciones de riesgos físicos, por ejemplo, mediante el uso de pronósticos meteorológicos con inteligencia artificial (IA) y el mapeo de activos o datos geoespaciales más granulares, será importante para incrementar la fiabilidad y la comparabilidad de las evaluaciones de riesgos.

En términos más generales, debemos continuar el diálogo en toda la industria con el fin de aumentar el conocimiento del riesgo climático físico, la inversión en adaptación climática y la identificación de oportunidades relacionadas con la adaptación climática. En J.P. Morgan Asset Management, seguimos formándonos a nosotros mismos y a nuestros clientes —cuando resulta relevante para sus objetivos de inversión— sobre este importante ámbito en evolución.

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