Más allá de la sensibilidad al clima
Las estrategias sensibles al cambio climático pueden ayudar a los inversores a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a mitigar los riesgos bajistas asociados a este fenómeno. Sin embargo, es importante no pasar por alto las oportunidades que también se generan como consecuencia de la transición hacia un mundo bajo en carbono.
Ese es el motivo por el que hemos diseñado el JPM Carbon Transition Global Equity UCITS ETF (JPCT), con el fin de proporcionar a los inversores una exposición core y con bajo tracking error a los mercados de renta variable global, reduciendo al mismo tiempo la intensidad de carbono e inclinándonos por las oportunidades que presenta la transición de carbono.
Evaluación exhaustiva en materia de carbono
JPCT emplea un marco de análisis propio que tiene por objeto determinar hasta qué punto están preparadas las empresas para la transición de carbono, evaluando su gestión de las emisiones (tanto prospectivas como históricas), su gestión de los recursos (como electricidad, residuos y agua) y su gestión del riesgo relacionado con el clima (los riesgos tanto físicos como para la reputación).
El objetivo es proporcionar una visión completa de la transición de carbono en los distintos sectores y regiones de todo el mundo, teniendo en cuenta los riesgos tanto alcistas como bajistas.
El enfoque de J.P. Morgan AM para la transición de carbono
Nuestro marco propio se utiliza para construir el J.P. Morgan Asset Management Carbon Transition Global Equity Index, un índice de referencia propio que se centra en las empresas más preparadas para la transición de carbono y descarta a aquellas más expuestas. El índice también está armonizado con los requisitos de los índices de referencia de transición climática de la UE para productos sostenibles.
Al replicar de cerca nuestro índice de transición de carbono, JPCT trata de ofrecer unas características regionales, sectoriales y de rentabilidad similares a las de un índice de referencia tradicional de renta variable global, reduciendo al mismo tiempo la intensidad de carbono al menos en un 30% y con un objetivo de descarbonización propia interanual de al menos el 7%. El resultado es un fondo que pretende aislar a los inversores de los riesgos del cambio climático y aprovechar las oportunidades de inversión que crea la transición hacia un mundo bajo en carbono.